La Guerra de los 100 años fue un conflicto larguísimo, comprendido entre el 1337 y el 1453, unos 116 años de guerra. La duración del conflicto fue descomunal ya que fue un fenómeno muy complejo, por lo que emite muchas perspectivas desde el punto de vista historiográfico. Acabó siendo un conflicto entre países puesto que mientras sucedía, se despertaban profundos sentimientos nacionales en ambos lados. No acabó siendo una lucha por un rey o por el otro, sino que acabó siendo una lucha por el país. Tuvo amplios periodos de treguas, aproximadamente un 40% de todo el conflicto. Todo empezó cómo un conflicto entre dos monarquías que al final acabó desembocando en un conflicto entre dos países.
El conflicto tuvo profundas incidencias en la sociedad, que generaron en los dos casos, revueltas sociales incluso en la propia monarquía. En el caso de Francia, fue más una revuelta de contexto urbano y también rural.
Para los dos bandos fue una guerra muy costosa, por diferentes motivos. Para Inglaterra, siempre se desarroyó en territorio francés, por lo que tuvo que poner en marcha una importante logística. En cambio, para Francia el problema fue el escenario de la guerra. Esto fue muy negativo, ya que se practicaba la técnica de la tierra quemada por parte de Inglaterra, cosa que significaba la destrucción de cosechas, inmigraciones, muertes, muchos pueblos abandonados, etc. Es decir, hubo costes para los dos lado, ya fuesen por causas y motivos distintos.
Hubo una participación más o menos intensa y activa de otras monarquías, cómo la de Castilla, la del Sacro Imperio o los Papas de Aviñón. Se trata de la última guerra medieval o la primera guerra moderna, ya que es una guerra que tendrá aspectos clásicos por parte de Francia y más modernos por parte de Inglaterra (se trataba de ejércitos más grandes, se utilizaban nuevas armas, cómo las de fuego, etc.).
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